domingo, 9 de septiembre de 2012
Hipótesis: lo bueno de la ignorancia
Por Nora Bär | LA NACION
Me lo temía: no es tan bueno saber mucho ni tan malo ser un poquitín ignorante. Los individuos menos "brillantes" podrían ser mejores maestros, estudiantes más perceptivos... y hasta personas más felices. Es más, según plantea Richard Fisher en un artículo de New Scientist, ¡hasta tendrían más posibilidades de hacerse ricos! Aunque es probable que en nuestras fantasías adolescentes la mayoría de nosotros haya soñado con convertirse en un Einstein o un Picasso, ahora parece que una mente erudita es muchas veces un problema y "la ignorancia puede ser valiosa".
Esta idea provocativa habría sido planteada en los años 80 por economistas dedicados a estudios del comportamiento. Ellos descubrieron que vendedores que no sabían evaluar el verdadero valor de autos usados obtenían mejores precios que sus colegas más conocedores. Muy pronto, los psicólogos empezaron a notar que "la maldición del conocimiento" estaba por todos lados, desde cómo calculamos cuánto tiempo tardaremos en realizar una tarea (los menos versados hacen apreciaciones menos "optimistas" y más cercanas a la realidad) hasta cómo aceptamos las enseñanzas de otros. "La ignorancia puede ser una virtud en la educación", dice Fischer, y agrega que para aprender hay que ser capaz de enfocar las cosas con una perspectiva inocente que es más difícil de aceptar cuanto más se sabe.
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