sábado, 24 de diciembre de 2011

Hacia una empresa sin gerentes

Miradas


Gary Hamel, gurú del management, dice que la línea de mandos tiene un alto costo

Por Jorge Mosqueira | LA NACION

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Gary Hamel es un gurú del management que encabeza el ranking de los personajes más influyentes, según The Wall Street Journal. Definida la figura, demos lugar al título de un artículo de su autoría, publicado en el último número del Harvard Business Review, una de las publicaciones más prestigiosas en el mundo de los negocios: "En primer lugar, despidamos a todos los gerentes".

Pueden encontrarse en este trabajo varios fundamentos para la acción recomendada, con palabras y datos muy duros. Considera que la línea jerárquica gerencial es un pesado impuesto a la que ven sometidas las empresas, porque las decisiones se distorsionan por la miopía, arrogancia y la ingenuidad de los que intervienen en el proceso, convirtiéndose en una especie de monarcas absolutos.

En una cuenta simple, demuestra el peso relativo de la línea gerencial. Si en una pyme se necesita un supervisor para controlar a 10 empleados, una empresa de 100.000 habrá de contar con 11.000, por la necesidad de tener gerentes que controlen a los gerentes. Deben agregarse cientos de miembros del staff interno en las áreas de finanzas, recursos humanos o planeamiento. Según las palabras de Hamel, las funciones principales de estos gerentes "evitar que la organización colapse bajo el enorme peso de su propia complejidad". Añade que si las remuneraciones de los gerentes son, en promedio, un 33% más altas que las de los empleados de menor nivel, este porcentaje impacta directamente sobre el total de la nómina.

Hamel trae un ejemplo. Se trata de Morning Star, la empresa procesadora de tomates más grande a nivel mundial, con sede en Woodland, California, y tres plantas en ese estado norteamericano. Fundada en 1970, desde hace veinte años prescinde de mandos medios, apostando por la autonomía en las decisiones de los empleados. Cada uno, por ejemplo, tiene la posibilidad de realizar adquisiciones de elementos para su trabajo sin límites. De hecho, no existe un departamento de compras. El presidente y fundador de la compañía, Chris Rufer, dice que la base del éxito de su gestión es la libertad de sus empleados.

"Si la gente es libre hará lo que quiere en vez de hacer lo que le dicen que debe hacer. Entonces se sentirán mejor y harán las cosas con mayor entusiasmo", comenta. Y un operario de la empresa remata la idea: "Cuando te dicen lo que hay que hacer, te convertís en una máquina". Esta es la idea general sobre el estilo de gestión implementado por Morning Star que tiene, naturalmente, sus pros y contras, detallados en el artículo de Hamel. Pero no les va mal. Superó los 700 millones de dólares en 2010 de facturación.

Otra perspectiva la recibimos de Zygmunt Bauman en 44 Cartas desde el mundo líquido, serie publicada en una revista italiana. Allí expone las razones del cambio. El modelo fordista de producción masiva precisaba una continua vigilancia con mayor cantidad de supervisores para evitar los desvíos a la norma. "Ahora, la receta del éxito consiste en ser uno mismo, no ser como todos los demás. Es la diferencia, no la uniformidad, lo que más vende -dice-. Depende de los subordinados comportarse de una manera que probablemente cuente con el beneplácito de los jefes y les induzca a comprar sus servicios y productos".

jorgemosqueira@gmail.com .

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